Una comunidad rural enfrenta contradicciones
En el tranquilo municipio de Kennett, Misuri, una detención migratoria ha generado un profundo debate entre sus habitantes. Ming Li Hui, conocida localmente como Carol, fue arrestada por autoridades federales el 30 de abril, desatando reacciones encontradas en esta comunidad de 10,000 personas donde el presidente Donald Trump obtuvo el 80% de los votos en las últimas elecciones.
Un arresto que rompió la rutina
El 1 de mayo, Carol no llegó a su turno habitual en el John’s Waffle and Pancake House, un establecimiento donde llevaba dos décadas trabajando como camarera. Esta ausencia inesperada generó preocupación entre clientes y empleados, ya que era reconocida por su puntualidad y dedicación. La noticia de su detención por sobrepasar el periodo de su visa de turista sorprendió a quienes la consideraban parte integral de la comunidad.
Respuesta comunitaria inesperada
El caso ha generado una inusual movilización en esta localidad conservadora. El restaurante donde trabajaba organizó un evento llamado “Día de Carol” que recaudó casi 20,000 dólares. “Esta mujer tiene el corazón más grande de todo el mundo”, afirmó Liridona Ramadani, cuya familia administra el lugar. Residentes de todas las ideologías han firmado peticiones exigiendo su regreso.
Opiniones divididas entre los vecinos
“Yo voté por Donald Trump, y también lo hizo prácticamente todo el mundo aquí”, reconoció Vanessa Cowart, amiga de Hui proveniente de su iglesia. “Pero nadie votó para deportar a las madres. Todos teníamos la impresión de que solo nos deshacíamos de las bandas criminales, de la gente que venía aquí en masa”. Por otro lado, Adam Squires, ex candidato a alcalde, defendió la acción: “Votan por Trump y luego se enfadan porque empiezan a pasar cosas. Tenemos que librarnos de todos los ilegales”.
Vida en la comunidad y controversias
Carol llegó a Estados Unidos desde Hong Kong en 2004. Según documentos oficiales, contrajo un matrimonio falso en 2005 para obtener residencia permanente, aunque no fue acusada penalmente. Su visa de turista venció hace años, pero mantenía permisos temporales de supervisión hasta agosto de 2025, según su abogado. Vivía en Kennett con su pareja y tres hijos nacidos en Estados Unidos.
Apoyo desde la fe y la educación
Convertida al catolicismo a inicios de año, Hui se integró profundamente en la comunidad religiosa local. Asistía regularmente a misa con su familia y se interesaba en la historia de los primeros mártires cristianos. Su ausencia fue notoria en eventos escolares importantes, como la graduación de su hijo mayor en ciencias agrícolas y los partidos de béisbol de su hijo menor.
Polémica en redes y medios locales
Cuando el periódico local publicó información sobre el caso, recibió más de 400 comentarios. Mientras muchos expresaron simpatía, otros defendieron la deportación: “Si estás aquí ilegalmente, espera que te expulsen”, escribió un lector. Ante el tono agresivo de algunos comentarios, los dueños del restaurante pidieron a la gente que evitara hacer declaraciones políticas en público.
Esperanza desde la cárcel
Desde el centro de detención donde espera su deportación, Hui expresó su sorpresa ante el apoyo recibido: “No sabía que me querían”. Su abogado presentó una moción para reabrir su caso migratorio. Mientras tanto, su familia continúa recibiendo apoyo de la comunidad a través de comidas donadas por la iglesia y el “Día de Carol”, donde vecinos de todas las ideologías se unieron en su favor.