Incremento notable de inversión china
Los registros de la Red ALC-China revelan que la Inversión Extranjera Directa (IED) proveniente de China hacia América Latina evolucionó significativamente desde el año 2000, pasando prácticamente de cero a alcanzar un promedio anual de 12.5 mil millones de dólares a partir del 2010. Este crecimiento posiciona a China como actor económico clave en la región.
El reciente encuentro entre China y CELAC en Pekín marcó un hito en las relaciones diplomáticas, destacando por la presencia de jefes de Estado latinoamericanos en lugar de representantes de menor jerarquía, como tradicionalmente ocurre. Durante el evento, el mandatario chino, Xi Jinping, manifestó que “la intimidación y la coerción sólo conducen al aislamiento”, en una clara alusión a las políticas proteccionistas de Donald Trump.
Acuerdos y movimientos estratégicos
Entre los puntos más relevantes de la agenda bilateral, destaca el fortalecimiento de vínculos diplomáticos. Xi Jinping y su homólogo brasileño Lula rubricaron más de treinta convenios enfocados en inversiones chinas en sectores como infraestructura y minería. Además, los bancos centrales de Brasil y China sellaron un acuerdo de intercambio equivalente a 28 mil millones de dólares. Colombia, por su parte, formalizó su participación en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, pese a las resistencias de algunos sectores empresariales ligados a intereses estadounidenses.
La diplomacia china también extendió beneficios concretos: una línea de crédito por 9,200 millones de dólares destinada a CELAC y la eliminación temporal del requisito de visa para ciudadanos de cinco países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay), medida que refuerza los lazos de cooperación.
Tensiones comerciales con Estados Unidos
El auge del comercio entre China y América Latina ha generado preocupación en Washington. Las exportaciones de la región hacia China crecieron de 14 mil millones a 194 mil millones de dólares entre 2004 y 2023, impulsadas principalmente por materias primas (hierro, cobre, soya y petróleo). Por otro lado, las importaciones latinoamericanas de productos manufacturados chinos, especialmente automóviles, pasaron de 28 mil millones a casi 300 mil millones de dólares, un fenómeno que complica los intereses económicos estadounidenses en la región.
Riesgos y desafíos electorales
Los cambios en el escenario político regional representan un obstáculo para la continuidad de estos acuerdos. Países como Chile, Colombia y Brasil enfrentan procesos electorales donde la derecha tiene altas posibilidades de obtener victorias. Aunque gobiernos de izquierda lograran mantenerse en el poder, es improbable que cuenten con amplios márgenes para expandir las relaciones con China. Sin embargo, la magnitud de los compromisos ya establecidos dificultaría cualquier intento de reversión abrupta.
Reacciones de la administración Trump
La Casa Blanca ha mostrado su preocupación mediante diversas acciones. En 2017, la Estrategia de Seguridad Nacional identificó por primera vez la expansión china en América Latina como una amenaza. Dos años después, el Marco Estratégico para el Hemisferio Occidental advirtió sobre la dependencia tecnológica regional y el flujo de materias primas hacia China. Recientes medidas como la presión sobre Panamá, amenazas de aranceles a México y la oposición a acuerdos cambiarios entre China y Argentina reflejan esta tensión geopolítica.
Posición crítica de México
México enfrenta un escenario complejo: si no maneja adecuadamente su posición frente a las potencias, podría verse excluido de nuevos esquemas comerciales. Datos de la Red ALC-China indican que países como Brasil, Perú y Argentina reciben mayor inversión china que México, que mantiene una relación comercial más estrecha con Estados Unidos. Ante posibles presiones de Washington para limitar su cooperación con China, México podría experimentar una reducción en flujos de inversión asiática, afectando sectores estratégicos como la industria automotriz.
Hacia una autonomía regional
La región enfrenta el reto de evitar convertirse en un instrumento de intereses externos. Para superar esta dinámica, se requiere un enfoque continental que promueva la autonomía estratégica. La clave estaría en construir alianzas con actores como China desde una posición de equilibrio, utilizando plataformas como CELAC para fortalecer la cooperación temática sin caer en integraciones utópicas. Este enfoque permitiría a Latinoamérica navegar entre las tensiones geopolíticas manteniendo su independencia tecnológica y energética.