El enlace matrimonial del príncipe Harry y Meghan Markle estuvo precedido por múltiples desencuentros con la monarquía británica, según reportes recientes. Una de las acciones que generó mayor descontento fue la determinación de la actriz estadounidense de no mostrar su vestido a Isabel II antes del evento, algo considerado como una tradición no escrita dentro de la estricta protocolización real.
Tensiones familiares y desacuerdos
El diario británico Daily Mail reveló que existieron otros roces durante los preparativos. Se destacó un momento particularmente tenso entre el hijo menor de Diana Spencer y su abuela, donde el ahora duque de Sussex supuestamente se comportó con falta de respeto hacia la reina durante una charla privada. La monarca expresó a su prima y asesora Lady Elizabeth Anson sus preocupaciones sobre el comportamiento de Harry, a quien percibía “enamorado y un poco débil”, así como sobre la personalidad dominante de la entonces futura duquesa.
Desencuentros protocolarios y relaciones personales tensas
Isabel II también manifestó sentirse marginada en la planificación del evento, ya que la pareja prefería tomar decisiones de forma independiente. Una frase que habría repetido con frecuencia fue:
“el jurado aún está deliberando”
refiriéndose a sus impresiones sobre la novia. Paralelamente, circulaban rumores en los pasillos del palacio sobre la mala relación entre Meghan y la duquesa de Cambridge, situación que no logró solucionarse a pesar de los intentos del príncipe Harry por reconciliar a sus respectivas parejas.
Incidencias en la organización religiosa
Un nuevo punto de conflicto surgió cuando el novio decidió unilateralmente contactar al arzobispo de Canterbury para oficiar la ceremonia, sin consultar antes al decano de Windsor, quien tradicionalmente supervisa estos asuntos. Según las confidencias de Lady Elizabeth, la reina expresó su descontento particularmente con esta decisión, señalando que
“Harry parece creer que la reina puede hacer lo que quiera, pero no es así”
al referirse a la autoridad religiosa de la institución.
Contratiempos externos y clima de inestabilidad
Las dificultades se agravaron con la ausencia del padre de la novia, Thomas Markle, quien inicialmente mostró temor ante su participación y finalmente no asistió por cuestiones médicas. Estos factores contribuyeron a un ambiente de nerviosismo dentro de la familia real, percibiendo que la celebración se alejaba del protocolo habitual y de la imagen de armonía que tradicionalmente proyecta la casa Windsor.
Las memorias póstumas de Lady Elizabeth Anson, fallecida en 2020, han permitido conocer estos detalles que evidencian el clima de tensión que rodeó al enlace, muy distante del escenario idealizado que se presentó públicamente. Las revelaciones ponen en contexto las fricciones que surgieron antes de la boda, mostrando una narrativa más compleja detrás de lo que parecía un evento de cuento de hadas.