Conversatorio en homenaje a Rosario Castellanos
El Anfiteatro Simón Bolívar del Colegio de San Ildefonso fue el escenario de un homenaje a Rosario Castellanos, conmemorado mediante un conversatorio titulado “Rosario en la memoria de Elena”, protagonizado por Elena Poniatowska y la periodista María Cortina Icaza. El evento tuvo lugar el jueves 22 de mayo y formó parte de las celebraciones por el centenario del nacimiento de la escritora chiapaneca, vinculadas a la exposición Un cielo sin fronteras. Rosario Castellanos: archivo inédito, organizada por instituciones culturales de la Ciudad de México y la UNAM.
Un encuentro cargado de afecto
El recinto registró una concurrencia multitudinaria, con predominio de jóvenes interesados en explorar la figura de Castellanos. Poniatowska destacó la figura de la autora como referente vital y literario, expresando: “La amo mucho como amiga, como modelo a seguir y como heroína, heroína de su propia historia y de su vida. También me parece que es difícil dividirla como poeta, novelista y toda su aportación a México”. La charla se desarrolló en un clima de cercanía y respeto hacia la legendaria escritora.
La multifaceta de una voz inolvidable
Castellanos, reconocida por su labor periodística, diplomática y literaria, dejó un legado trascendental en múltiples géneros: poesía, novela, dramaturgia, ensayo y periodismo. Cortina Icaza señaló que “a lo largo de toda su obra hay temas muy recurrentes, sobre todo en la poesía y en la prosa, que son temas que incluso se juntan, como la muerte, el dolor, la soledad y, en especial, el desamor”. Ambas periodistas resaltaron su compromiso con causas sociales y su defensa de los derechos de las mujeres y los pueblos originarios.
Memorias personales y reflexiones
La conversación incluyó anécdotas íntimas compartidas por Poniatowska, quien reveló detalles sobre la vida privada de Castellanos: “Era una universitaria, pero primero la conocí como madre de Gabriel, un hijo muy guapo. Creo que Rosario tuvo una tristeza muy grande, se embarazó varias veces, creo que cuatro, quizá tres, y solo se logró Gabriel, también hijo de Gabriel Guerra, un filósofo de la UNAM, a quien ella ayudó mucho. Esto es un secreto que tiene muchos años”. La escritora destacó también la autocrítica constante de Castellanos y su capacidad para convertir sus vivencias en literatura.
Legado vigente en la actualidad
El conversatorio concluyó con reflexiones sobre la vigencia de su pensamiento. “Ella era una mujer totalmente accesible. Hablaba mucho más de todos los errores que cometía que de sus triunfos. Se burlaba de sí misma todo el tiempo, se ponía a sí misma en situaciones chuscas y además, las escribía. Si uno lee con atención todos sus libros, ella siempre se está pitorreando de sí misma, era su actitud ante la vida y sobre todo su actitud ante sí misma”, recordó Poniatowska. Se coincidió en que, de estar viva, Castellanos continuaría impulsando causas feministas y la justicia social, fiel a su vocación de servicio público como embajadora de México.