Historia de una supervivencia médica
En un caso inédito de medicina pediátrica, una menor identificada como Eliana logró recuperarse de una grave infección que puso en riesgo su vida durante su estancia en el Hospital Infantil Driscoll de Corpus Christi, Texas. La pequeña nació con veintitrés semanas de gestación y un peso de medio kilogramo, lo que la convirtió en un caso de extremo prematuro.
Tras permanecer más de cuatro meses en unidades de cuidados intensivos neonatales, desarrolló una infección agresiva que derivó en sepsis. “Era casi como una enfermedad carnívora. Su cuerpo atacaba algo en el cuello”, describió su madre Krystal DeVos ante medios internacionales.
Alternativa quirúrgica no convencional
Frente a la gravedad del cuadro clínico y la imposibilidad de someter a la bebé a procedimientos tradicionales, el equipo médico encabezado por la doctora Vanessa Dimas y la enfermera Roxana Reyna implementó un tratamiento innovador. Utilizaron piel de bacalao del Atlántico Norte después de preparar la herida con miel medicinal.
“Era una bebé prematura. La herida era muy extensa y estaba muy enferma”, explicó la especialista en cirugía plástica pediátrica. La fragilidad de la paciente impedía cualquier intervención quirúrgica convencional o aplicación de injertos de piel humana.
Avances en medicina regenerativa
Este biomaterial, desarrollado por la empresa islandesa Kerecis, posee una estructura comparable a la piel humana, combinada con ácidos grasos omega y compuestos curativos naturales. El producto actúa como un apósito biológico temporal que se absorbe naturalmente tras completar su función regenerativa.
El resultado superó las expectativas: en tres días iniciaron las mejoras y en diez días la herida se cerró completamente sin efectos secundarios. “Lo que espero que la gente aprenda es que podemos estar agradecidos por la medicina moderna y el poder de la fe”, afirmó la madre de la menor.
Consideraciones médicas y futuras aplicaciones
Según el doctor Arun Gosain, especialista en pediatría y cirugía plástica, existen limitaciones en el uso de tejidos animales. “No todas las heridas pueden cerrarse a partir de tejido animal”, advirtió, destacando la necesidad de precaución por posibles alergias. “Ese sería el mayor riesgo: una alergia desconocida que podría causar problemas”, complementó la doctora Dimas.
Actualmente, con tres años de edad, Eliana presenta una cicatriz mínima, convirtiéndose en el primer caso documentado de bebé prematuro tratado exitosamente con esta técnica. Los profesionales médicos consideran este tratamiento una alternativa prometedora en contextos de extrema vulnerabilidad.
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