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La ira como herramienta de transformación: Una conversación con Clyo Mendoza

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Durante su participación en el festival Centroamérica Cuenta, la autora mexicana Clyo Mendoza reflexionó profundamente sobre la ira, su novela ‘Furia’ y su experiencia personal con la violencia y la identidad. El evento, celebrado entre el 19 y el 24 de mayo en Guatemala, sirvió de escenario para explorar estas temáticas con profundidad.

La novela ‘Furia’: un retrato de la violencia y la identidad

La obra de Mendoza, galardonada con el premio Sor Juana Inés de la Cruz, transcurre en el mítico desierto de Wirikuta, en San Luis Potosí. La narrativa fusiona elementos oníricos, mitológicos y realistas, explorando temas como la paternidad irresponsable, la violencia y la pobreza. La historia sigue a Vicente Barrera, un vendedor de hilos que deja tras de sí una estirpe de hijos abandonados, mientras mujeres solas luchan contra el dolor y la guerra eterna.

El libro ha sido comparado con ‘Pedro Páramo’ de Juan Rulfo, destacando su capacidad para plasmar una atmósfera de desolación y misterio. La autora revela que varios elementos de la novela están inspirados en su propia historia familiar, especialmente la participación de su abuelo en la Revolución Mexicana, cuyas vivencias de guerra han marcado profundamente su visión del mundo.

La ira: ¿destructora o liberadora?

Para Mendoza, la ira es un sentimiento complejo que puede funcionar como herramienta de transformación. “Creo que a muchas nos educaron bajo la idea de que si te enojas eres mala. Mi propia educación bebía de lo católico, de lo conservador”, explica. La escritora reconoce que ha pasado “un porcentaje alto de mi cotidiano encabronada”, especialmente por “las injusticias, por los lugares donde he vivido y sigo viviendo, por la gente que me ha acompañado”.

La autora comparte que la ira “puede impedir injusticias o por lo menos acomodarlas en el lugar que le corresponden, nombrarlas”. Sin embargo, también reflexiona sobre el desgaste que supone mantenerse constantemente en estado de alerta: “Qué descanso sería renunciar a la ira algunas veces y al mismo tiempo, ¿cómo discernir? Porque también es muy necesaria”.

Las raíces de la violencia y la búsqueda de equilibrio

Mendoza detalla cómo la violencia ha permeado su historia familiar: “El tener que acabarse los alimentos aunque ya no tengas hambre y estén casi en estado de descomposición, por el trauma de que va a haber hambruna, sequía. Tengo ese miedo también fundamentado en la crisis climática, en el hecho de ser madre”.

La escritora también aborda temas de género y sexualidad, revelando su experiencia con la disforia física tras un abuso sexual y su relación con su hermana trans. Sobre las masculinidades, opina que “hay que saber cuándo estamos depredando y promoviendo las mismas ideologías de sometimiento en nuestras hijas, en nuestras madres”.

“Casi siempre esos ejercicios se dan en lo doméstico, no en grandes asambleas, sino en pequeñas acciones. Lo digo porque creo que me he visto también en muchos momentos jugando ese rol”.

Mendoza concluye con una reflexión sobre la complejidad de la ira: “Me interesan mucho las filosofías más hedonistas como el shivaísmo y los arquetipos del dios Pan, en un intento de pacificar al mundo en el futuro. A lo mejor la ira y la tristeza nos van a llevar a sociedades más elevadas; no el ignorarlas, ni someterlas; sin embargo, es difícil hacer el equilibrio”.

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