La fuerza pública de Moldavia utilizó medidas disuasivas para evitar enfrentamientos entre partidarios de los derechos LGTBI y opositores ultraconservadores durante un evento en la capital moldava. La manifestación, organizada por GENDERDOC-M, entidad dedicada a la defensa de derechos sexuales y de género, contó con la participación de ciudadanos que demandaron mayor seguridad en espacios públicos y privados.
Concentraciones enfrentadas
Simultáneamente se desarrolló otra concentración denominada “Marcha de la Familia”, convocada por el Partido Socialista liderado por Igor Dodon, caracterizado por su postura prorrusa y conservadora. Esta organización política solicitó previamente al gobierno local prohibir el evento LGTBI bajo el argumento de promover “la diversidad sexual y de género”.
Enfrentamientos y detenciones
Durante la marcha en Chisinau, cerca de la avenida Bodoni, un grupo de manifestantes religiosos con cruces, imágenes sagradas y agua bendita increpó a los asistentes al desfile de orgullo. Elementos de seguridad intervinieron para mantener separados a ambos colectivos, aunque algunos integrantes de la iglesia ortodoxa intentaron superar el cordón policial. Los disturbios derivaron en varios arrestos, incluyendo a un adulto que portaba a un menor y que estuvo a punto de dejar caer al infante durante el forcejeo.
Reacciones oficiales
La organización GENDERDOC-M reconoció públicamente la labor policial mediante declaraciones de su vocera Angelica Frolov, quien destacó el esfuerzo de las autoridades para garantizar la seguridad de los asistentes: “Gracias a vosotros he podido caminar a salvo. He visto lo mucho que os ha costado, os he mirado a los ojos y he comprendido más de lo que habéis dicho. Sé que estáis sometidos a los juegos políticos, como nosotros, pero gracias a todos y cada uno de vosotros por salir a la calle a hacer vuestro trabajo”.
Por su parte, representantes del Patriarcado de Moscú criticaron la actuación de las fuerzas de seguridad, acusándolas de excesos durante el control de los disturbios. Vajtang Kipshidze, funcionario del Departamento Sinodal del Patriarcado para relaciones con medios, afirmó que “La Iglesia y otras fuerzas sociales sanas deben unirse contra este proyecto anticristiano. Sabemos que lo que comenzó como la supuesta protección de los derechos de una minoría ha terminado en los países occidentales con la adopción de niños por familias del mismo sexo, la introducción de mentiras antifamilia en la educación y el cambio de sexo de menores. Espero que los creyentes moldavos no permitan que pase algo así en su patria”.