Las estadísticas japonesas revelan que en 2024 el país alcanzó otro récord negativo en nacimientos, registrando menos de 700,000 nuevos nacidos, lo que representa una disminución del 5,7 % con respecto al año anterior. Esta tendencia ha llevado a una tasa de fertilidad total del 1,15, un nivel más bajo que el 1,20 reportado en 2023, en un contexto de envejecimiento poblacional acelerado.
Descenso prolongado y factores clave
La reducción en la natalidad se ha mantenido por casi una década, aunque en este periodo se observó un ligero repunte en el número de matrimonios, que alcanzó los 485.063 en 2024, el primer aumento en dos años. Esta cifra corresponde a una población de aproximadamente 124 millones de habitantes.
El colapso en los nacimientos se ha venido gestando desde las décadas pasadas, cuando en los años 70 se registraban cerca de dos millones de bebés al año. Para 2016 ya había caído por debajo del millón y en 2022 llegó a las 800.000 unidades.
El ‘Problema 2025’ y sus implicaciones
La situación actual es conocida como el ‘Problema 2025’ por expertos del Instituto para Estudios de Política Internacional (IEPI) de Japón, un término que refleja una crisis multifacética causada por el envejecimiento de la generación del baby boom. Esto podría desencadenar un efecto dominó que impacte primero en los servicios de residencias para adultos mayores, seguido por el sistema de seguridad social, los programas de asistencia y, finalmente, la economía en general.
Percepción ciudadana y obstáculos identificados
Según un sondeo gubernamental de 2021 realizado por el Instituto Nacional de Estudios de Población, el 80 % de las parejas en Japón señala el elevado costo de la educación infantil como el principal impedimento para tener más hijos.
Otro factor es la escasez de espacio habitable, ya que criar más niños implica necesitar más metros cuadrados. Para abordar esto, las autoridades promueven el uso de viviendas vacías, estimadas en nueve millones a nivel nacional, con un 10 % concentrado en Tokio, y estudian reformas en el régimen de arrendamientos para facilitar el acceso a hogares más amplios.
Desafíos en el entorno laboral
El balance entre vida profesional y familiar también representa un reto para las familias, con más del 60 % de los encuestados considerando esta cuestión extremadamente complicada. Las largas jornadas laborales desmotivan a las parejas para formar familias más grandes.
Actualmente, se otorgan subsidios de 200 euros mensuales por hijo hasta los 18 años, y los progenitores pueden acceder a servicios de guardería incluso si no están empleados. Además, el gobierno ha establecido nuevas regulaciones laborales que obligan a las empresas a ofrecer opciones flexibles a empleados con hijos menores de 3 años, como teletrabajo, jornadas reducidas u horarios escalonados. También se facilita el trabajo remoto para aquellos con hijos en edad preescolar.
