La conexión entre el olfato y la salud cerebral ha cobrado relevancia en investigaciones recientes. La disfunción olfativa no solo precede enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson, sino que también podría predecir riesgos de mortalidad, según reportes científicos.
Evidencia sobre el impacto del olfato en la salud
Estudios refieren que ejercitar el sentido del olfato puede ayudar a revertir el deterioro cognitivo asociado a la edad. Esta práctica, considerada sencilla, gana importancia especialmente tras el aumento de casos de pérdida olfativa post-COVID-19.
El deterioro en la capacidad de percibir aromas se vincula con más de cien enfermedades, entre ellas la esclerosis múltiple, el alzhéimer, el párkinson y trastornos depresivos. Michael Leon, especialista en neurobiología, destacó que “al llegar a la mediana edad, la mortalidad por cualquier causa se puede predecir mediante la capacidad olfativa”.
Descartan el concepto de un olfato humano inferior
Por décadas se creyó que el olfato humano era menos sensible comparado con el de otros mamíferos, pero hallazgos modernos contradicen esta noción. Investigaciones estiman que el ser humano puede distinguir hasta un billón de olores, superando la creencia previa de solo 10,000.
El estudio LIFE, desarrollado en Leipzig entre 2011 y 2014, evaluó a 7,000 adultos y encontró que quienes tenían menor sensibilidad olfativa presentaban peores resultados en pruebas de memoria, atención y aprendizaje, incluso al considerar variables como edad y educación.
El entrenamiento olfativo y sus beneficios
La exposición diaria a aromas como el clavo, eucalipto, rosa y limón ha demostrado mejorar la sensibilidad olfativa en personas con disfunción. Thomas Hummel verificó que el 70% de los participantes que practicaron este entrenamiento durante 56 semanas presentaron mejoras notables.
Un dispositivo llamado Memory Air, que emite 40 aromas durante el sueño, logró una mejora del 226% en la memoria verbal en un grupo de adultos de entre 60 y 85 años, tras seis meses de uso nocturno.
Relación entre el olfato y la inflamación cerebral
El sistema olfativo tiene una conexión directa con áreas cerebrales relacionadas con la memoria y las emociones. Investigaciones de Mats Olsson indican que ciertos aromas, como el eucalipto y la lavanda, pueden reducir la inflamación cerebral, un factor de riesgo para el alzhéimer.
La pérdida olfativa no solo afecta la percepción sensorial, sino que puede incidir en el estado emocional y la calidad de vida. Chrissi Kelly, quien perdió el olfato tras una sinusitis, describió su experiencia como “estar encerrado en una burbuja”, acompañado de una profunda depresión.