Legado familiar en el ring
El representante de la saga Wagner, identificado como Hijo de Silver King, asegura que mantener el prestigio familiar requiere más esfuerzo que aprovechar la fama heredada. “Nacimos en cuna de oro, pero esas cunas cuestan bastante y mantenerse ahí cuesta muchísimo más”, afirmó el gladiador durante una entrevista exclusiva con Publimetro.
El luchador detalló que pertenecer a un linaje reconocido significa enfrentar mayores expectativas: “Cuando eres ‘hijo de’, están esperando que te equivoques para señalarlo. Un luchador independiente puede caerse 10 veces y nadie dice nada. Nosotros, con una sola caída, ya estamos en la mira”.
Proyecto personal y profesional
El heredero busca consolidarse como figura independiente: “Vamos ladrillo a ladrillo, escalón por escalón. Para mí es un honor portar la máscara de mi padre, no solo por lo que representa en el ring, sino por todo lo que cumplí fuera del ring también”. Actualmente posee un título mundial, mientras su progenitor alcanzó 16 campeonatos.
El retorno del luchador ha generado entusiasmo entre fanáticos y colegas: “Ver cómo me reciben, me hace sentir pavoneado. Me siento contento de luchar con mis ídolos, alado de mi tío”.
Enfrentamiento pendiente
El artista del pancracio reveló que tiene un asunto pendiente con Santo Jr.: “En el torneo de dinastías, en la fiesta del Santo, rompió mi máscara y eso es algo muy sagrado. Le dije: ‘Vamos a darnos’, pero se hizo para atrás”.
El retador lanzó un desafío formal: “Claro, así como su papá le quitó la máscara al mío, espero que él también tenga el valor. Lo espero en el mundo independiente, donde no lo proteja su papá. Si quiere la máscara, aquí estoy”.
Homénaje familiar
El luchador expresó sus sentimientos hacia su padre fallecido: “Que lo amo, que lo extraño, muchas gracias. Logré entender lo que no entendía en mi adolescencia. Me enseñó a ser responsable, a luchar, a crecer”.
“Muévete, ponte las pilas”
El artista de la lona recordó las enseñanzas paternas durante su juventud rebelde: “Cuando me corrieron de la casa, él ya lo sabía y me dijo: ‘Muévete, ponte las pilas'”.
