Impacto ambiental de las flores comerciales
Las flores comerciales en México suelen cultivarse mediante monocultivos intensivos que utilizan grandes cantidades de pesticidas y fertilizantes sintéticos, además de generar residuos plásticos y emisiones contaminantes durante su transporte. Su naturaleza perecedera implica que muchas terminan como residuos en corto tiempo.
Opciones sostenibles
Una alternativa viable es optar por plantas silvestres como la dalia, el lirio o la magnolia, que crecen naturalmente en diversas regiones de México. Elegir flores locales no solo disminuye la huella de carbono asociada al transporte, sino que también fomenta el apoyo a productores cercanos y reduce la dependencia de químicos en el cultivo.
Existen florerías que ofrecen productos cultivados bajo criterios de sostenibilidad. Aunque su costo pueda ser mayor, su impacto ambiental es significativamente inferior. Es recomendable consultar en el lugar de compra sobre el origen y métodos de cultivo utilizados.
Alternativas creativas
Las plantas en maceta representan una opción duradera y funcional: desde suculentas hasta hortalizas pequeñas, estas plantas no solo decoran espacios sino que también contribuyen a la purificación del aire y atraen polinizadores. Su potencial culinario convierte a algunas variedades en aliados prácticos en la cocina.
El empaque juega un papel crucial. Se recomienda evitar materiales sintéticos como el celofán o las cintas plásticas, privilegiando opciones biodegradables como el papel kraft, telas reutilizables, fibras naturales o incluso periódicos decorativos. También se debe evitar el uso de flores artificiales que eventualmente se convertirán en desechos.
Reutilización y cierre del ciclo
Una vez que las flores comienzan a marchitarse, existen diversas formas de prolongar su utilidad: pueden secarse para crear herbarios, infusiones o elementos decorativos. También pueden integrarse a procesos de compostaje doméstico.
“La próxima vez que pienses en flores, piensa también en el suelo que las vio crecer, en el agua que las alimentó y en las manos que las cosecharon”