Un programa que explora la esencia del clasicismo musical
La segunda presentación de la temporada del Mozarteum Argentino se centró en desentrañar el concepto de clasicismo musical, inspirada en las reflexiones del escritor André Gide. El concierto, realizado el lunes 26 de mayo en el Teatro Colón, contó con la participación de Nelson Goerner al piano junto a la orquesta Festival Strings Lucerne bajo la dirección artística de Daniel Dodds.
La interpretación de Chopin bajo una óptica clásica
Goerner demostró un dominio absoluto del Concierto para piano n° 2 en fa menor, op. 21 de Frédéric Chopin, adoptando un enfoque clásico que evidenció una rigurosidad melódica excepcional. Su interpretación, descrita como “casi mozartiana”, evitó excesos de rubato y manierismos para destacar la estructura interna de la obra. “La parte solista fue un descubrimiento sucesivo”, afirmó la crítica, resaltando el equilibrio entre el virtuosismo técnico y la sensibilidad musical del pianista argentino.
Un repertorio que fusiona lo clásico y lo contemporáneo
El programa incluyó desde piezas históricas como el Menuet sur le nom d’Haydn de Maurice Ravel (en arreglo de Cliff Colnot) hasta obras modernas como el Piccolo concerto grosso, op. 87 de Richard Dubugnon, compuesta en 2020. Esta última, interpretada con “tremenda sensibilidad”, incorpora elementos del concerto grosso barroco con un toque de ironía postmoderna a través de citas musicales.
El legado de Tchaikovsky en la Serenata en do mayor
El cierre del concierto estuvo a cargo de la Serenata en do mayor, op. 48 de Piotr Illich Tchaikovsky, una obra que combina la transparencia clásica con un enfoque romántico. La orquesta destacó especialmente en la “Elegía”, revelando una sofisticada estratificación de las cuerdas. Según la reseña, “nada se le escapó a la orquesta de Lucerna”, logrando transmitir tanto la solemnidad como la leve luminosidad característica de Tchaikovsky.
El eco de Gide y Stravinsky en la interpretación
La idea de Gide sobre el clasicismo como “romanticismo domesticado” encontró eco en la filosofía musical de Igor Stravinsky, quien valoraba en Tchaikovsky “el corte de sus frases y lo ordenado de su trabajo”. Esta noción se materializó en la ejecución precisa y equilibrada ofrecida por Goerner y la Festival Strings Lucerne, donde lo romántico permaneció “fiero e insumiso, aunque a raya”.
Un cierre memorable con Schumann
Como bis, la agrupación interpretó el Abendlied de Robert Schumann, cerrando la velada con una atmósfera íntima y luminosa. La orquesta logró mantener la magia incluso en los pianissimo más delicados, demostrando su versatilidad y cohesión musical.