Rusia enfrenta un desafío demográfico que ha llevado al gobierno a implementar medidas llamativas. Entre ellas, el apoyo financiero a adolescentes embarazadas, una iniciativa liderada por el presidente Vladimir Putin. Esta política tiene como objetivo incentivar la maternidad temprana y modificar la percepción social del embarazo en menores.
La crisis demográfica rusa
La natalidad en Rusia ha disminuido drásticamente desde 2016, situándose en niveles preocupantes. La ONU prevé que, sin intervenciones efectivas, la población podría reducirse a la mitad para 2100. Factores como la inestabilidad política y las crisis económicas han influido en la decisión de las familias de postergar la maternidad.
Incentivos económicos y sus resultados
En 2025, varias regiones rusas comenzaron a ofrecer entre 20,000 y 150,000 rublos a adolescentes embarazadas. Sin embargo, los datos indican que, aunque se registraron 9,000 nacimientos de madres menores de edad en 2023, el 40% de los embarazos terminaron en aborto. Además, solo 310 mujeres menores de 25 años solicitaron los bonos gubernamentales en los primeros meses del año, lo que sugiere una baja aceptación de la medida.
Riesgos para la salud y derechos de las jóvenes
La Organización Mundial de la Salud advierte que las adolescentes que dan a luz antes de los 20 años tienen cuatro veces más riesgo de mortalidad durante el parto que las mujeres mayores. Esta realidad plantea interrogantes sobre el bienestar y los derechos de estas jóvenes, especialmente en un contexto donde la sociedad parece presionarlas hacia la maternidad.
Políticas similares en otros países
Países como Rusia están explorando estrategias para apoyar a las madres adolescentes, aunque con enfoques más equilibrados. Mientras se discuten incentivos económicos, la prioridad debe ser la calidad de vida y la salud de las jóvenes. El debate global resalta la necesidad de garantizar sus derechos y brindar apoyo integral, más allá de subsidios monetarios.